jueves, 19 de noviembre de 2015

El efecto rebote

El llamado efecto rebote o más conocido como “efecto yoyó” se trata de la pérdida voluntaria de peso y la subsiguiente recuperación o incremento de los kilos que previamente habíamos perdido.

Algunas de las causas de este llamado efecto rebote son las causas biológicas ancestrales consistente en que los humanos primitivos se alimentaban de forma abundante cuando conseguían el alimento en previsión de épocas de escasez. De esta manera, su cuerpo lo almacenaba en forma de reservas de grasa para dichas épocas.

Por tanto, si realizamos una dieta hipocalórica estamos avisando a nuestro organismo de que va a entrar menor cantidad de  alimento, y por tanto éste empieza a almacenar reservas, pero al proporcionarnos menos calorías que las que gastamos no existe problema. El problema va a producirse cuando dejamos la dieta, y volvemos a comer como antes o incluso en mayores cantidades, momento en el que el cuerpo continúa acumulando reservas produciéndose así un aumento del peso.
Podemos destacar también otras causas, como serían las causas genéticas.

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La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), junto con la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), afirman que es aconsejable reducir entre 0.5kg y 1 kg a la semana. Permitiendo que el cuerpo y el cerebro tengan una mejor adaptación a la pérdida de peso.



Por tanto, estableceremos la dieta más equilibrada contra el efecto rebote. Normalmente se considera una dieta hipocalórica equilibrada aquella en la que se disminuyen entre 500 y 1000 calorías al día. En esta dieta llevaremos a cabo:

  • Selección de lácteos bajos en grasa, como son desnatados y semidesnatados.
  •  Consumo de, al menos, 5 raciones al día de hortalizas, verduras y frutas frescas enteras
  •   Preferir farináceos integrales (cereales y sus derivados) y legumbres como fuentes de hidratos de carbono.
  •  El reemplazo de la carne grasa y derivados por legumbres, pescados y carnes blancas.
  •  El control del tamaño de las raciones.
  • Disminución de la ingesta de alimentos de elevada densidad energética.
  •  Distribución de los alimentos en varias comidas.

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    Por último, tenemos que destacar las consecuencias psicológicas que produce este efecto, debido a que el fracaso en la pérdida de peso, especialmente si es reiterado, va a aumentar las posibilidades de padecer problemas relacionados con la salud mental, el estrés y la depresión. Podemos citar un estudio realizado en 4800 personas seguidoras de la dieta Dukan, de la que hablaremos en posteriores posts, en el que se halló que hasta un 60% de los mismos manifestaban un sentimiento de culpa por el fallo de esta famosa dieta.


    Fuentes:


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